sábado, 20 de agosto de 2011

Otelo, el moro de Venecia, de William Shakespeare


Edición crítica de Ediciones Alba, prologada por el catedrático ecuatoriano Juan Manuel Rodríguez.


¡Por fin he leído la conocida tragedia o drama-trágico sobre el tema, según se dice, de los celos, escrita por Shakespeare! El prólogo me agradó, lo encontré interesante e instructivo.

Pero quiero empezar mi comentario señalando la  importancia o trascendencia del personaje Yago, a mi modesto entender,  poco valorada, habida cuenta que"los Yagos" proliferan en todos los tiempos y lugares del mundo, y que las características universales personificadas en este malévolo personaje, con sus envidias, frustraciones, ambiciones desmedidas, su falta de prejuicios y de elemental distinción entre el bien y el mal,   quedaron espléndidamente inmortalizadas.

En cuanto a Otelo, me cuestiono si  son celos los sentimientos plasmados por Shakespeare en este personaje.  O, por el contrario  ese otro sentimiento irracional,  por el cual, también en todo tiempo y lugar, algunos hombres, son impulsados a usar su prepotencia física o psíquica, para la destrucción, asimismo física o psíquica, de la mujer.  Mujer que, por regla general, actúa como víctima pasiva ante su cruel verdugo.

Porque , al menos para mí,  no son los celos los que llevan a Otelo a matar a Desdémona; sino sus deseos de destruirla a ella, movido por los mismos sentimientos o muy parecidos que inducen al acosador a la destrucción de su víctima, anomalía  conocida hoy como acoso psicológico (*) . Las sospechas de la infidelidad- pienso yo- hubieran arrastrado al aguerrido general, dado su fuerte carácter y oficio, a matar con sus manos, en primer lugar al pretendido amante. Desde el primer momento, sin embargo, arremete, con fuerza verbal y física, únicamente contra la desvalida y solitaria Desdémona. Una sumisa mujer que sólo le había dado muestras incondicionales y suficientes de su amor. 30 de julio de 1998.


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(*) Y, en nuestros tiempos y latitudes como "Violencia de género"




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