Edición crítica de Ediciones Alba, prologada por el catedrático ecuatoriano Juan Manuel Rodríguez.
Pero quiero empezar mi comentario señalando la importancia o trascendencia del personaje Yago, a mi modesto entender, poco valorada, habida cuenta que"los Yagos" proliferan en todos los tiempos y lugares del mundo, y que las características universales personificadas en este malévolo personaje, con sus envidias, frustraciones, ambiciones desmedidas, su falta de prejuicios y de elemental distinción entre el bien y el mal, quedaron espléndidamente inmortalizadas.
En cuanto a Otelo, me cuestiono si son celos los sentimientos plasmados por Shakespeare en este personaje. O, por el contrario ese otro sentimiento irracional, por el cual, también en todo tiempo y lugar, algunos hombres, son impulsados a usar su prepotencia física o psíquica, para la destrucción, asimismo física o psíquica, de la mujer. Mujer que, por regla general, actúa como víctima pasiva ante su cruel verdugo.
Porque , al menos para mí, no son los celos los que llevan a Otelo a matar a Desdémona; sino sus deseos de destruirla a ella, movido por los mismos sentimientos o muy parecidos que inducen al acosador a la destrucción de su víctima, anomalía conocida hoy como acoso psicológico (*) . Las sospechas de la infidelidad- pienso yo- hubieran arrastrado al aguerrido general, dado su fuerte carácter y oficio, a matar con sus manos, en primer lugar al pretendido amante. Desde el primer momento, sin embargo, arremete, con fuerza verbal y física, únicamente contra la desvalida y solitaria Desdémona. Una sumisa mujer que sólo le había dado muestras incondicionales y suficientes de su amor. 30 de julio de 1998.
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(*) Y, en nuestros tiempos y latitudes como "Violencia de género"
Porque , al menos para mí, no son los celos los que llevan a Otelo a matar a Desdémona; sino sus deseos de destruirla a ella, movido por los mismos sentimientos o muy parecidos que inducen al acosador a la destrucción de su víctima, anomalía conocida hoy como acoso psicológico (*) . Las sospechas de la infidelidad- pienso yo- hubieran arrastrado al aguerrido general, dado su fuerte carácter y oficio, a matar con sus manos, en primer lugar al pretendido amante. Desde el primer momento, sin embargo, arremete, con fuerza verbal y física, únicamente contra la desvalida y solitaria Desdémona. Una sumisa mujer que sólo le había dado muestras incondicionales y suficientes de su amor. 30 de julio de 1998.
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(*) Y, en nuestros tiempos y latitudes como "Violencia de género"
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