Novela ambientada en el México
rural, estado de Jalisco,
años después de la
Revolución. Enseguida me “enganchó”. Sus personajes son sencillos, quiero
realmente decir “elementales”. Representan sentimientos y situaciones
universales, consustanciales al género humano de cualquier tiempo y lugar. En
cierto modo me recordó a la gran novela venezolana de Rómulo Gallegos, “Doña
Bárbara”; pero “
Las tierras flacas” es, según creo, toda una alegoría, los nombres de los
personajes, las fechas de los acontecimientos principales coincidiendo con las
grandes o algunas de las más simbólicas celebraciones del año litúrgico
católico. Así, encontramos a uno de los principales personajes, Miguel Arcángel,
el cual a modo de ángel exterminador, propicia con su regreso a las tierras que
le vieron nacer, acompañado de su familia, con conocimientos y avances aprendidos
en Ciudad de México
y en los EEUU, la extinción del mundo creado por el patriarca Don Epifanio.
Para mí, los dos personajes más entrañables de
toda la novela, por su singularidad, son el ya citado D. Epifanio y la
curandera/bruja o saludadora,
Matiana. Ellos dos, según creo, son los que imprimen particularidad y acción
sobre el resto de los personajes, que cual comparsa actúan siguiéndolos.
Al igual que en Doña Bárbara, disfruté
leyendo las historias de aparecidos, muertos y demás supercherías relatadas por
los campesinos, así como la descripción de las épocas de lluvia y seca, propia
del clima tropical de sabana, a las cuales aclimatan y supeditan los campesinos
sus faenas agrícolas.
Si tuviera que señalar el capítulo que más me gustó, señalaría “El
día del juicio” , correspondiente a la muerte de Don Epifanio y su llamémosle
“rendición de cuentas ante el Altísimo”.
¡Espléndida novela! Enero de 1995
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http://silvialeyendo.blogspot.com.es/p/agustin-yanez.html
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