Hubiera preferido una versión literal. La que leí era una versión en verso. Según los antecedentes expuestos en el prólogo de esta edición crítica, no fue Homero su autor; probablemente hubo otro u otros creadores distintos. En la Odisea hay mucha aventura y riqueza de personajes, situaciones e, incluso, intriga. Para mí, su protagonista Odiseo, (Ulises en griego) encarna el tipo humano del hombre duro, hecho a sí mismo, ingenioso y sobretodo, muy desconfiado. No fiarse de nadie, unido a sus singulares dotes de fuerza, ingenio y dominio del arco, destreza que le identifica sobre el resto, cual carnet de identidad, le llevarán a solventar, una tras otra, las numerosas pruebas por las que el destino le arrastra hasta alcanzar el triunfo final.
El personaje de Penélope, se me desmereció. Lo considero demasiado blandengue; no tiene carácter , ni tan siquiera para decidirse por un nuevo marido. Y mientras tanto la corte de Ítaca permanece invadida por un montón de vagos y parásitos, de festín en festín, que, como es de suponer, es soportado por los súbditos del reino. (¡Poco han cambiado las cosas, desde luego, respecto a la distancia existente entre gobernantes y gobernados del mundo descrito por Homero y el nuestro, el de ahora !)Para mí la lealtad inquebrantable la representan el cabrero y también el ama, con los cuales, ambos, contará Ulises para llevar a cabo su venganza. ¡Cruel venganza y sádico escarmiento!(Pienso en el músico y en las mujeres del “harén”, allí dicen siervas del servicio, las cuales – pobres mujeres-primero limpian y luego los ejecutan).¡Vaya! (Año 1994)
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29 de mayo de 2009: Transcribo a continuación párrafo copiado de Epdp acerca de Homero y su transcendencia en el mundo de la Literatura:
“Homero es, de manera directa, el padre de toda la literatura griega posterior: el teatro, la historiografía e incluso la filosofía, llevan la huella de los temas, cómicos y trágicos, planteados en estas epopeyas, así como de las técnicas homéricas. Para los últimos poetas épicos de la literatura occidental Homero ha sido siempre el maestro indiscutible (aun cuando, como en el caso de Dante, no conocieran sus obras directamente). Pero curiosamente, para sus más notables seguidores, la obra de Homero fue tanto modelo como objetivo. Así por ejemplo, la Eneida de Virgilio viene a refutar el sistema individualista de valores de la épica homérica; y en las escenas más homéricas de El paraíso perdido, del poeta inglés John Milton, las estrofas que describen la batalla en el cielo, son esencialmente cómicas. En lo que respecta a la novela, Don Quijote de La Mancha (1605), de Miguel de Cervantes, o Ulises (1922) del irlandés James Joyce, cuanto más homéricas son más tienden a la parodia y la burla de la épica. Lo cierto es que desde los tiempos de Homero, ningún autor ha logrado reunir su genio épico y su erudición. © eMe”