miércoles, 12 de agosto de 2009

Vidas paralelas-Alejandro-César, de Plutarco


Libro RTV número 72 , Biblioteca Básica Salvat, Madrid, 1970. Introducción de E. Valentí Fiol, prólogo de Carles Riba.

Respecto a la biografía de Plutarco sobre Julio César fue una segunda lectura. La anterior ni recuerdo cuándo fue. Esta vez lo hice ordenadamente, empezando por la introducción de Valentí Fiol, seguida por el espléndido prólogo del escritor y humanista catalán Carles Riba sobre Plutarco; un griego-helenista que le tocó vivir cuando Grecia era ya provincia del Imperio Romano. Esta conocida obra suya está compuesta por una serie de biografías dispuestas en parejas, en las que confronta a un ilustre militar o político griego con uno romano. Leí en el prólogo que cincuenta eran las biografías que han llegado a nuestros tiempos, de las que cuarenta y seis forman las denominadas por su autor”Vidas Paralelas”

En las de Alejandro Magno y Julio César, es fácil distinguir los puntos comunes. Ambos fueron grandes generales que tuvieron por meta extender el dominio de su país sobre otros pueblos, hallaron inesperada muerte y los imperios alzados con su contribución se tambalearon por las cruentas luchas llevadas a cabo entre los que aspiraban a ser sus sucesores en el poder político.
La figura de Alejandro, guerrero nato, cuyas más íntimas satisfacciones se ceñían a la contienda y destrezas bélicas, me impactó desde la lectura de su ascendencia inmediata, porque tanto el padre como la madre fueron muy “sui generis”. Admiré al Alejandro de la ''primera etapa”, cuando afrontando todo tipo de adversidades, su tenacidad, valentía y coraje, le hicieron avanzar en sus conquistas, venciendo a los persas, y, luego conquistar buena parte de la India. La admiración inicial desaparece hasta ser nula ante el Alejandro descrito al final. Entonces ya un ser que ha disminuido, incluso, en su aspecto físico; con muchas cicatrices en el cuerpo y en el rostro y afectados ya algunos de sus miembros. Pero, su degradación moral y humana son aún mayores. Se ha convertido en un ser cruel, odioso y prepotente, abandonado a toda clase de vicios y excesos . Sólo vivió treinta y tres años. Murió de paludismo, lejos de su patria.

En el caso de Julio César, sus primeros años y orígenes familiares no figuran. Esta parte se perdió . De lo contado por Plutarco, te induce a pensar en él, Julio César, como un magnífico militar y estratega, buen conocer de su tropa, pero, ciertamente, un individuo maquiavélico. Desde muy joven evidenció sus ilimitadas ansias de poder. Fue muy ambicioso. Como general, tuvo especiales dotes que supo emplear y que le llevaron a lograr el control del poder de Roma. Todos los conjurados contra César tomaron parte activa en su asesinato. Recibió más de treinta puñaladas, tantas como los conjurados en su contra. Bruto no fue el autor único. La consigna, dirigida por Casio, era que todos debían quedar manchados con la sangre de César.
Me llamó poderosamente la atención ver que la guerra y la conquista se centraba en el botín para los jefes. Especifico que sólo para los jefes, porque para la tropa lo único que había, si había, eran escasas pagas y posibilidades ciertas de mutilación o muerte.17 de diciembre de 1994

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