sábado, 28 de enero de 2012

El retrato de Dorian Grey, Oscar Wilde




Es una novela breve. Realmente me impresionó. Devoré con ansias los últimos capítulos sin poder prever el desenlace final. El protagonista me era odioso, o mejor dicho, me fue odioso desde el primer instante. Mientras leía la novela me vino a la memoria otro para mi también odioso personaje literario, Fausto. Ambos emplearon sus “dotes” en satisfacer sus primarios instintos, pero revistiéndoles de originalidad, particularidad, refinamientos artificiales, distinción y superioridad; llegando, en el caso de Dorian Grey, a una ambigüedad y narcisismo difíciles de superar. Por lo que leí en el prólogo, Oscar Wilde incorporó en esta obra algo de su propia biografía y época. También lo hizo Goethe en Fausto, especialmente en el personaje de Margarithe.

Aunque el tema es algo escabroso y los tipos humanos allí planteados nada ejemplares, creo que volveré a leer este libro, porque considero tiene un final moralizador, ya que  O.W  “castiga” proporcionalmente a sus tres principales personajes, es decir, al pintor de la obra; al cínico y corruptor lord Henry y a  Dorian, quien al intentar borrar la prueba inequívoca de su corrupta alma, sólo contribuye a  que resplandezca la verdad.
No siendo el tema de mi agrado, insisto,  me gustó mucho este libro. 26 de julio de 1994.

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