La Colección “Las Novelas del Verano”,
El Mundo, Unidad Editorial , núm.22, incluye dos de los relatos de "Crónicas
italianas": “Vittoria
Accoramboni, Duquesa de Bracciana.” y “Los Cenci”.
Ambos basados en hechos reales acontecidos en el siglo XVI, en
Italia, recogidos en unos antiguos manuscritos judiciales,
“rescatados” por el escritor francés Stendhal, seudónimo de Henri
Beyle, que tradujo y enriqueció con notas y aclaraciones muy interesantes
para el lector.
Ambas narraciones las había leído ya hace unos
años. Esta vez la que más me
impactó fue “Los Cenci”.
Previo al relato, es decir, antes de "La Historia Verdadera",
así denominada por el autor del manuscrito, Stendhal da sus muy particulares disgregaciones
acerca del prototipo humano del donjuán,
un componente de la élite de las
sociedades reales, desde las épocas antiguas de la Atenas y Roma paganas a las cristianas monarquías de poder absoluto de la edad moderna. Estas
dos últimas características son imprescindibles para que se dé el detestable
personaje de Cenci, un ser real, es decir, existió.
Los hechos verídicos narrados en esta
historia de “Los Cenci” nos confirman a tal Francesco Cenci como un digno
ejemplo o constatación de las consideraciones de Stendhal acerca del prototipo del
"donjuán". Ser cuyas fechorías y villanías, son muchas y
pervertidas, pero creíbles, porque también en nuestros tiempos
tenemos conocimiento sobre similares perversiones y sinvergüencerías. Lo que
resulta increíble, sin embargo, al menos para mí lo fue, es el
concepto tan inhumano de administrar justicia que se tenía en
los estados papales. Me parecieron espeluznantes y crueles, cruelísimos, los
modos y castigos adicionales, o sea torturas, a las que sometieron a los
encausados, por un crimen que, en nuestros tiempos, hubiese tenido, según creo,
todos los eximentes posibles.
¡Menos mal que las cosas evolucionan,
algunas para mejor!¡Brurrr…, qué miedo! 30 de julio de 1998
10 de octubre de 2015: Acabo de revisar, corregir y quitar unas cuantas "cositas". No hay que mezclar churras con merinas.
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