Son tres narraciones
cortas, de contenido bien distinto. La correspondiente a Ivan Ilich me
aburría y hasta pensé en coger otro libro. Se trata del relato de la vida de un
funcionario que va ascendiendo según escalafón, persona mesurada y racional que
con agrado asume y sigue los esquemas de comportamiento y vida que su posición
en la escala social le ha comportado. En resumen, toda una existencia gris muy gris,
sin altibajos, todo o casi todo en su lugar.
La segunda narración “
El
diablo” fue más variada. Está ambientada en un entorno bien distinto.
El mundo rural de la Rusia del siglo XIX. El pobre Eugeni(Xenia) , el
protagonista, me resultó simpático y me afligió su final.
Y, por último, “El
Padre Sergio”. De las tres fue la que considero más interesante. Se trata
de un ser muy soberbio, un aristócrata, que,
tras una gran decepción amorosa, sin vocación
ni fe real, abraza la vida religiosa en
un monasterio. Hasta la madurez, sin
embargo, y gracias a una pobre vieja viuda, que vive con su hija, yerno y nietos,
rodeada de penalidades y miserias; persona conocida del príncipe en su niñez,
ya que también ella procedía de la clase aristocrática, no se afirma la fe del
Padre Sergio. En resumen, que esta historia, comparada con la anterior, tiene un
final, sino feliz, si positivo. Enero de
1995
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