Quinto y último libro del Pentateuco. Contiene los discursos de Moisés al pueblo de Israel, en los que le encomienda el seguimiento fiel de los principios y las normas que Dios le reveló. Es un Moisés ya muy viejo, 120 años, conocedor de que su fin está muy próximo y que, tal como Yahveh le anunció, vería la Tierra Prometida, pero no la alcanzaría, como castigo cuando en la travesía del desierto, él y sus congéneres, dudaron de Dios.
La deidad del Deuteronomio ama a su pueblo, es el Dios-Padre, buen maestro de sus hijos, a los que señala y aconseja lo que se debe hacer para vivir bien, en la abundancia, creciendo y en armonía. Pero, al mismo tiempo les advierte, con claridad, los castigos, males y tristezas que caerán sobre ellos, los suyos, Israel , su pueblo escogido, en caso de incumplimiento.
Termina con la muerte de Moisés. 7 de mayo de 1995
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