Pienso que Éxodo con el Génesis, son los dos libros más conocidos del Pentateuco.En él se narra la salida de los israelitas de Egipto. Nación en la que estuvieron más de cuatrocientos años y donde estaban oprimidos y sometidos a esclavitud. Los aproximadamente setenta miembros se habían multiplicado y eran ya unos seiscientos mil seres. Moisés es el protagonista indiscutible, por haber sido elegido por Dios para llevar a cabo la tan increíble gesta de regresar a Canaan, la tierra prometida.
Fueron numerosos, aunque por distintos motivos, los pasajes y relatos, narrados en este segundo libro, que me impresionaron. De todos ellos, sin embargo, el que más recuerdo, es el de la noche en que los israelitas abandonan Egipto e inician su fuga, dejando tras sí muerte y dolor por la pérdida de los primogénitos varones de las distintas casas egipcias, desde la del más humilde pastor hasta la del mismísimo y muy poderoso faraón. Todos ven heridos a sus primogénitos. Según lo allí relatado, es el propio Yahveh, el que lleva a cabo tal venganza. La conmemoración de esa noche es el origen de la pascua judía. “Noche de guardia fue ésta para Yahveh, para sacarlos de la tierra de Egipto. Esta misma noche será la noche de guardia en honor de Yahveh para todos los israelitas, por todas sus generaciones” .
El Dios de Éxodo, según mi parecer, es un dios épico, o sea, recuerda mucho a las divinidades mitológicas greco-romanas, con su iras, rencores e intervenciones directas. Lejano, desde luego, muy lejano al “Dios de Amor'' tantas veces hallado en el Nuevo Testamento. 22 de abril de 1995
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