Colección de bolsillo con introducción
crítica de Fernando Savater,
conocido escritor de temas filosóficos.
Libro poco voluminoso pero muy denso. Su
contenido se distribuye en doce capítulos, cuyos seis primeros contienen las
teorías que rechazan o, al menos, ponen en muy serias dudas la existencia del
alma y su inmortalidad. Esta primera parte fue para mí pesada, por la densidad
de los contenidos de los planteamientos filosóficos citados por Unamuno, así
como la réplica, su réplica. Muchos fueron los pasajes que hube de releer, muy
despacito, para asumir o comprender lo que el autor defendía.
Las citas y transcripciones de los razonamientos de filósofos de todos los tiempos son numerosas. Algunas
veces sólo nombrados y en mayor número de ocasiones criticados como los que a
modo de ejemplos a continuación detallo: Spinoza(al
que Unamuno denomina “el judío portugués); el idealista Platón; Kant; San Agustín;
Santo
Tomás de Aquino y su escolástica, etc., etc.
.
La segunda parte, es decir, los seis últimos
capítulos fueron más amenos y, según creo, comprenden las tesis argumentales de
Unamuno respecto al alma y su inmortalidad, que pasa por una explicación del
sentido religioso, de la fe, de Dios, de Jesucristo, de lo divino y la divinización,
de la imposibilidad de ceñirse a criterios lógicos y racionales para explicar algo que está en
otro, llamémoslo, orden. Incluso llega a mencionar la escala o escalafón de los
espíritus intermedios, o sea, los Ángeles. Desde luego, tras la lectura de esta
segunda parte, concluyes que Don Miguel de Unamuno fue un ferviente creyente,
pero que, seguramente, atravesaría y
superaría serios y angustiosos debates racionales.
Su estilo también llama la atención: está
orgulloso, muy orgulloso de ser vasco y español. Precisamente, lo último del
libro, cuando se refiere o introduce a la figura de Don Quijote como un
elemento más de su argumento, a mi modo de ver, es forzado y nada lógico, o si
se prefiere “convincente”. 13 de octubre
de 1995.