Libro editado por Ediciones B, título en inglés “A Calculated Risk”, Edición original, 1992.
La lectura de este libro,” Riesgo calculado” me resultó muy interesante por su trama sobre bancarios y banqueros norteamericanos. Está escrito o publicado en 1992 . En él su autora, Katherine Neville, aprovechó para, como vulgarmente se dice,“poner a caldo” a la alta ejecutiva del, según la novela, primer banco de los EEUU, describiendo no sólo la desmedida avaricia de sus máximos responsables, los cuales se aprovechan de sus privilegiados puestos para hacer “sus negocios particulares”, sino , también, la incapacidad personal de los mismos para desempeñar, de modo útil y efectivo, las funciones de alta administración propias de los puestos que ocupan. Es decir, en la práctica sólo son unos medianías que saben aprovecharse bien de su rango.
Las “singularidades” o “particularidades” con que Neville adornó a los principales personajes, son, a mi entender, exageradas, pero le aportan amenidad al relato. Relato, que, de otro modo,quizás, hubiera sido aburrido, plomizo, por los muchos tecnicismos bancarios y de operatoria bursátil que allí se explican.
Lo leí en febrero y, curiosamente, a mediados de marzo, estalló el famoso escándalo del BBVA por lo de las cuentas secretas en Jersey y la evidencia pública de las luchas por el poder existentes entre sus máximos dirigentes. Realidad que, según mi parecer, dejó a la novela en una sencilla historia para los más jóvenes. 20 de abril de 2002.
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Julio 2009 : Me ha llamado la atención que Neville destaque tanto por sus otras publicaciones y ésta, cuyo argumento, pienso, esté tan de actualidad, pase algo desapercibida. Porque en la presente crisis financiera internacional hay algo común a casi todas las entidades en quiebra o insolvencia, independiente de su nacionalidad o el país de su sede central, que es la comprobada mala gestión de sus más altos dirigentes, todos los cuales tenían ( o, ¡ siguen teniendo!) remuneraciones millonarias y condiciones preferenciales nada correlacionadas con su aportación real al negocio, ni a corto ni a largo plazo, y aún menos con la continuidad de la empresa. Algo he leído de restringir o controlar los bonus a los directivos( Obama, la Comisión Europea, no sé si Merkel... , pero, creo, sólo son maneras de acallar los posibles resentimientos de la masa o pueblo común cuando se entera , más bien sufre, las consecuencias de tanta incuria y desorden consentido e impune(*).
(*)Artículo de Aceprensa de 21 de septiembre de 1994, del cual destacaré unos párrafos:
“En España, la revista Actualidad Económica ha tratado este mes el problema de los supersueldos. Los consejos de administración de las grandes empresas españolas reciben remuneraciones de cientos o miles de millones anuales que se reparten entre una, dos o tres decenas de personas. De modo que los consejeros mejor pagados han recibido en 1993 -de varios consejos- más de 100 millones de pesetas.
Tres bancos españoles -Santander, Central Hispano y el Bilbao Vizcaya- dedican más de 1.300 millones a retribuir a sus consejos de administración. De ellos, el que más paga es el Banco Santander, con casi 70 millones de pesetas anuales por consejero.
Por otra parte, parece que a la hora de cobrar, importa poco la salud de la empresa: en 1993 cada antiguo consejero del maltrecho Banesto percibió 31 millones de pesetas. Y los golden goodbyes también se practican en la banca española: el ejemplo más reciente es el contrato blindado de 500 millones de pesetas que el ex presidente de Banesto, Mario Conde, exige tras su destitución”
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Julio 2009 : Me ha llamado la atención que Neville destaque tanto por sus otras publicaciones y ésta, cuyo argumento, pienso, esté tan de actualidad, pase algo desapercibida. Porque en la presente crisis financiera internacional hay algo común a casi todas las entidades en quiebra o insolvencia, independiente de su nacionalidad o el país de su sede central, que es la comprobada mala gestión de sus más altos dirigentes, todos los cuales tenían ( o, ¡ siguen teniendo!) remuneraciones millonarias y condiciones preferenciales nada correlacionadas con su aportación real al negocio, ni a corto ni a largo plazo, y aún menos con la continuidad de la empresa. Algo he leído de restringir o controlar los bonus a los directivos( Obama, la Comisión Europea, no sé si Merkel... , pero, creo, sólo son maneras de acallar los posibles resentimientos de la masa o pueblo común cuando se entera , más bien sufre, las consecuencias de tanta incuria y desorden consentido e impune(*).
(*)Artículo de Aceprensa de 21 de septiembre de 1994, del cual destacaré unos párrafos:
“En España, la revista Actualidad Económica ha tratado este mes el problema de los supersueldos. Los consejos de administración de las grandes empresas españolas reciben remuneraciones de cientos o miles de millones anuales que se reparten entre una, dos o tres decenas de personas. De modo que los consejeros mejor pagados han recibido en 1993 -de varios consejos- más de 100 millones de pesetas.
Tres bancos españoles -Santander, Central Hispano y el Bilbao Vizcaya- dedican más de 1.300 millones a retribuir a sus consejos de administración. De ellos, el que más paga es el Banco Santander, con casi 70 millones de pesetas anuales por consejero.
Por otra parte, parece que a la hora de cobrar, importa poco la salud de la empresa: en 1993 cada antiguo consejero del maltrecho Banesto percibió 31 millones de pesetas. Y los golden goodbyes también se practican en la banca española: el ejemplo más reciente es el contrato blindado de 500 millones de pesetas que el ex presidente de Banesto, Mario Conde, exige tras su destitución”
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