En contra de lo que pueda sugerir el nombre japonés del autor, Kazuo Ishiguro, la obra versa sobre un tema muy británico: aristócratas y sirvientes de confianza. Los plomizos y largos prolegómenos a su argumento me resultaron agotadores , ¡no pude más!, y abandoné su lectura.. Fue el azar el que me llevó a retomar, por falta de alternativa, el libro antes esquinado. Para mi sorpresa, escasamente unas pocas páginas más adelante del punto de mi abandono, la trama se torna interesante y hasta intrigante.
La forma utilizada es el relato en primera persona. Recuerdos y reflexiones de un maduro mayordomo. Recuerdos y reflexiones a través de los cuales se trazan las singularidades de la relaciones de su antiguo jefe, insigne aristócrata inglés, con el régimen nazi. Pero, a la par de esta cuestión, está la relación de Mr. Stevens, nombre del mayordomo, y de la entonces joven ama de llaves(Miss Kenton). Esta segunda historia fue para mí la más interesante; con un final tristón, pero real, muy real. ¿Ceguera masculina? Antepuso a todo, absolutamente a todo, incluidas las relaciones padre-hijo, así como sus sentimientos hacia el ama de llaves al cumplimiento exagerado de su profesión; con una lealtad, exenta de crítica, al aristócrata que servía. La futilidad de esta entrega es el objeto de las últimas páginas del libro. Obra llevada al cine. 17 de octubre de 1999.
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