Es una obra de Vittoria Calvani, edición especial para el
Círculo de Lectores de la editorial helvética Editions Minerva, S.A. Lectura escogida después de leer “Una visión del mundo maya” del profesor Gualberto Zapata Alonzo, libro regalado por una amiga como recuerdo de su viaje a
Chichén Itzá.
En su libro “El Mundo de los Mayas” la autora, una historiadora, ofrece su visión sobre la cultura y civilización maya, y también critica el espoleo al que- dice- fueron sometidas las tierras americanas cuando los descubridores y colonizadores españoles se dieron cuenta que habían llegado a un mundo hasta entonces desconocido. Libro extensamente ilustrado con fotografías de estelas, monumentos, figurillas, etc.
En resumen, en el continente americano existió una cultura superior, que tuvo su localización en la zona comprendida entre el sur de México y las repúblicas centroamericanas de Guatemala, Honduras y El Salvador. Civilización que a la llegada de los españoles estaba ya en regresión e influenciada por las culturas de los distintos pueblos que le habían ido sometiendo . Podemos ver sus maravillosos templos, ver sus inscripciones y estelas, sabemos sus logros en astronomía y matemáticas, pero...¡¿cuántos interrogantes?!
Utilizaron el cacao como unidad monetaria, llegaron al concepto del cero, sumaban o mejor dicho calculaban de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, emplearon un sistema vigesimal, las grandes construcciones realizadas corresponden a usos religiosos, templos y algún monumento funerario. Eran sociedades teocráticas, regidas por la clase sacerdotal, de sucesión hereditaria y situada en más alto nivel jerárquico. En ellos residió, según parece, los elevados conocimientos alcanzados y que se extendían a los campos de las matemáticas, astronomía, ingeniería, arquitectura, agricultura y medicina. Conocimiento que, al menos en parte, fue recogido en libros, destruidos casi todos, con la llegada de los españoles. Al parecer por los evangelizadores que vieron en aquellos textos, pecado y herejía. Su escritura era simbólica, existiendo innumerables signos, que no han podido ser aun descifrados. Algo se conservó gracias a la rápida asimilación de la fonética y escritura del castellano por los naturales.
Las crónicas de
Bernal Díaz, compañero de
Cortés, así como del
Obispo Landa, han ayudado muchísimo a los estudiosos del tema. También la selva y la rigurosidad del clima tropical de la zona, estimo, contribuyeron a resguardar los “tesoros”
mayas, impidiendo el fácil acceso a los mismos.