Recuerdo haber visto, hace muchos años, la película “Cumbres borrascosas”, basada en la famosa novela de Emily Brontë . De esta visión me quedó grabada la singularidad del protagonista masculino, así como los páramos y lúgubres paisajes de la región. Me parece difícil – al menos así lo creo yo –que en la realidad se de tal contraste y contradicción como la encarnada por su protagonista, Heathcliff; hombre bruto, agresivo y vengativo, y, por otra parte, fiel y empedernido enamorado de una mujer por cuyo amor arrostra toda clase de vicisitudes y arduos trances. La adora. Un amor sin límites ni fronteras, incluso más allá de la muerte. 2 de octubre de 1999
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