martes, 14 de abril de 2009

Evangelio de Cristo


Lectura cuaresmal. Hace ya unos cuantos años decidí leer durante la Cuaresma la vida de Jesucristo. Y con este fin  cogí los Cuatro Evangelios, atribuidos respectivamente a los evangelistas Marcos, Mateo, Lucas y Juan, pero leyéndo cada uno de ellos, sólo a partir de la celebración de la pascua judía. Es decir, última Cena, oración en el huerto, etc. hasta su Resurrección y Gloria. Cuatro versiones diferentes de la misma historia. Empecé, por el Evangelio según San Juan. Fue el que más me impactó, por su estilo directo como testigo presencial y alusiones específicas a su persona.


En los cuatro Evangelios, el apóstol más citado es Pedro , así como su famosa negación de Jesús, por tres veces, antes de que cantase el gallo. Pero también se resalta   su amargo dolor al recordar el vaticinio de Aquél en este sentido. ¡Qué rigor, pienso,  en su expresión! De lo cual resulta fácil comprender el dolor y la amargura de Pedro, al recordar su palabrería de antes, seguida, más tarde, por su cobardía, su derrota, su frustración. Pero, en suma, simplemente, ¡humano, muy humano!

Esta fiel coincidencia de los cuatro Evangelios cuando cuentan la negación de Pedro y su posterior llanto y arrepentimiento acaso sea para que tengamos claro que la Divina Misericordia estima y valora nuestras intenciones verdaderas más que nuestras limitadas y reales acciones .


En cuanto a  Jesucristo, la lectura de los Evangelios  me inducen a pensar que los momentos anteriores a su procesamiento fueron los de mayor sufrimiento, después de la Cena de Pascua, cuando se retira a orar y se queda solo. Solo puesto que sus discípulos, todos, se duermen, incapaces de acompañarle en aquellos últimos momentos de angustia máxima y de zozobra, con incluso, - se lee- lágrimas de sangre. ¡Qué contrasentido para nuestra común mentalidad que el tan esperado Mesías, el enviado de Dios para salvarnos, haya de pasar y pase por toda aquella sarta de escarnios y humillaciones y, principalmente, su postura estoica como respuesta: ¡solo, correcto, fuerte en su humana debilidad6 de junio de 2000


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