El tan afamado “Fausto” de Goethe no me gustó, incluso añadiría que me decepcionó. El primer inconveniente surgió cuando vi que estaba escrito en verso. Siempre me he inclinado por la prosa.
Me pregunto qué conclusiones acerca de Fausto, el personaje principal habría podido llegar de no tener una versión crítica de la obra, que te va dando explicaciones, debido a los contrastes y diferencias tan enormes entre la Primera Parte, donde aparece una joven, Margarita, seducida , burlada y sumida en una degradación moral que le lleva incluso al asesinato de su hijito recién nacido, con toda la -supongo- alegórica Segunda Parte. Son como dos obras independientes. La segunda parte acontece en un reino cuyo príncipe, con numerosos consejeros y ayudantes, atraviesa graves problemas financieros. Problemas que se solucionaran gracias a la ayuda del Dr. Fausto, con la sencilla receta de acuñar dinero, la emisión de papel moneda. Hay- se lee- mucha ficción. Un verdadero derroche de imaginación, el cual queda superado con los amores entre Fausto y Helena,( sí, la aquea cara de perro, por la que griegos y troyanos lucharon), de cuyos amores nace un hijo, y... vuelta al reino del citado príncipe que ahora lucha con un anti-príncipe por recuperar sus posesiones. En fin...
Al parecer – según leí- la universalidad de esta obra radica en cómo un ser humano superior(conocimiento, estatus, etc.) es atraído, tentado, por un diablo, Mefistófeles coprotagonista de la obra, y arrastrado en lucha consigo mismo, hacia el mal. Pero, finalmente, triunfa y se salva. Aunque, yo no he logrado aun comprender el cómo de su salvación. ¡Pienso que con tanta alegoría me perdí! 14 de abril de 1994.
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